Después de 20 años desciende el número de profesores en la Enseñanza Pública, y sin embargo, el número de alumnos continuará aumentando. La ratio aumentará y tendremos que enseñar a 40 adolescentes en un aula, lo que, sin duda, generará más fracaso escolar puesto que en los tiempos que corren es prácticamente imposible inculcar los contenidos y procedimientos básicos con un mínimo de garantía y decencia a una cantidad que supere los 20-25 alumnos por clase. Pero dejemos algo claro: el primer trimestre valdrá para hacer limpieza; el resto del curso trabajaré sólo con aquellos que hayan mantenido interés y esfuerzo. Es preferible dedicarse a 15 alumnos en cuerpo y alma durante seis meses y conseguir que se impregnen de cultura y comunicación, a estar bregando con 40 y sacar 20-25 aprobados en el papel pero suspensos para la vida.
Muy cerca de Santiago han fallecido 79 personas y 129 han resultado heridas al descarrilar un tren Alvia. Ésta es la única realidad inviolable, la noticia en sí. Todo lo demás son ganas de lanzar carnaza, de moldear el termómetro de la opinión pública, de captar audiencias para ganar dinero, de influir en los estados de sentimiento de los mortales, y de jactarse de papismo papal. El accidente de tren en Santiago permite de nuevo a los medios y a los partidos políticos construir la realidad, encauzarla según sus intereses y activar un bucle con eterno retorno: los medios influyendo en los sentimientos de las masas, y éstas, que interpretan la realidad como la verdad total y absoluta, influyendo, a su vez, en los medios para continuar soltando el mismo lastre de siempre porque saben que sus gestos van a ser recogidos por las cámaras. En medio de la tragedia, los medios y las masas tienen que buscar un culpable. Porque sin culpable no hay ira, y sin ira no hay se...
La nueva ratio traerá más fracaso escolar y el fracaso escolar, a más crisis. Y así un círculo vicioso de sabe Dios cuándo podremos salir.
ResponderEliminarUn abrazo, amigo.
Sin duda, Manuel.Por eso tenemos que ayudar a los alumnos que tienen interés y consideran la educación como un camino de futuro. Ello implica apartar la morralla que sobra en las aulas y dedicarse a a los que se esfuerzan. Tenemos que combatir de alguna manera los desaguisados que nos endosa a la clase imbécil (perdón, quise decir clase política).
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