Esta
extraña mentalidad sistemática de la mayoría –que no minoría– de los españoles
a basar sus decisiones en el mecanicismo de la bipolaridad, es el mal de
nuestro tiempo. Encorsetados por el “on” y el “off”, el blanco y negro, esa
lucha de contrarios que nos obceca en los extremos sin atisbar la escala de
grises que reclama su valor en el término medio aristotélico, nos sume en el
presente de un país cuyos ciudadanos cosechan lo que merecen.
En este país somos de izquierdas o derechas, del PSOE o del
PP, del Madrid o del Barça. En este país, castigar los errores socialistas es equivalente
a ascender al poder a los populares, y viceversa, tanto monta, monta tanto,
corrupción en cada bando. No logro entender en qué pensaban los diez millones
de españoles que votaron a la derecha en 2011, ¿acaso no fue ese partido el que
nos metió en una guerra, la de Irak, pese a que el 95% de la opinión pública lo
rechazaba?, ¿acaso esa participación en Irak no desembocó en los atentados del
11M? Por otro lado, lo de Zapatero era imposible de intuir: no entraba dentro
de nuestras previsiones que el presidente iba a ser uno de los más mediocres e incompetentes
de la Democracia.
Más allá de las siglas que denominan a cada partido, lo más
inquietante es constatar que actualmente este país carece de padres ideológicos
que lo defiendan y lo impulsen hacia la luz del sentido común y la honestidad.
Esta orfandad de líderes políticos, de patriotas, de intelectuales que, como
los noventayochistas y los regeneracionistas hace un siglo, se encarguen de
mover las conciencias de la burguesía actual, ramplona y pasiva, es nuestro
actual caballo de batalla.
Como apunta el periodista Manu Guerrero “hoy estamos en manos de otra
generación muy anterior, educada con parámetros del franquismo y con unos
objetivos vitales que llevan varias décadas caducados. Hablo de esa gente que nos está llevando a la ruina
desde la política, la banca, las finanzas e incluso la moral. La gente que
realmente decide hoy día tiene más de 50 años”. Quiero pensar que la generación
que nació entre 1975 y 1985, ésa que en el terreno de los Deportes nos ha hecho
campeones del mundo y de Europa portando valores como la elegancia, colectividad,
humildad, educación, honestidad, trabajo y esfuerzo… quiero pensar que esa
generación nos entregará en los próximos años los líderes políticos que este
país necesita para abandonar esta primera fase de la Democracia, que tanto
apesta aún a franquismo en cuanto a corrupción, manipulación y sinvergonzonería.
*Este artículo se publicó el martes 29 de enero en EL PERIÓDICO DE HUELVA
*Este artículo se publicó el martes 29 de enero en EL PERIÓDICO DE HUELVA
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