Según
el Instituto Cervantes, el idioma español es la segunda lengua más hablada del
mundo, por encima incluso del inglés. Además es también el segundo idioma de
comunicación internacional, en este caso por debajo del inglés. Y lo mismo
sucede en internet y las redes sociales, nuestra lengua es la segunda en todo
el planeta. El chino mandarín es la primera puesto que la tasa de natalidad
china es descomunal, pero su presencia en la comunicación internacional no es
notable. De esta manera llegamos a la conclusión de que las dos lenguas
vehiculares para la comunicación mundial son el inglés (sin duda alguna) y el
español. El bilingüismo anglo-hispano, por tanto, se sitúa como un requisito
crucial para la educación y para la formación profesional de los ciudadanos a
la hora de lograr el éxito laboral, más aun en los tiempos que corren.
Pero
en España los índices de bilingüismo son nefastos. El sistema no brinda las
mejores herramientas para que los españoles puedan alcanzar la competencia
comunicativa en inglés, de modo que aún hoy, en 2013, el inglés sigue siendo
una de las asignaturas clave pendientes en la formación de los españoles. Sin
embargo, quiero ir más lejos: incluso la competencia comunicativa y lingüística
en español se está convirtiendo en ardua tarea para nuestros nativos: las
carencias ortográficas, léxicas, sintácticas y pragmáticas en nuestro idioma son
cada vez mayores.
Tenemos
problemas para aprender, para ser eficaces en la comunicación a través del
inglés y del español, las dos lenguas más importantes del mundo. Pero no cesa
aquí la proliferación de inconvenientes: éramos pocos, y parió la abuela. En la
comunidad autónoma de Cataluña se empeñan en la inmersión lingüística total en
el catalán. El sistema educativo sólo ofrece clases en catalán, una lengua que
sólo hablan 10 millones de personas en todo el mundo frente a los 500 millones
del español y a los 400 del inglés.
Hace
muy poco, se nos marchó del instituto de enseñanza secundaria donde ejerzo la
docencia un alumno catalán que emigró a Andalucía por motivos laborales de sus
progenitores. El chico era buen estudiante, pero su nivel de español era
pésimo, apenas lo escribía bien y cometía muchos errores ortográficos. Decía
que en Cataluña apenas hablaban español y aun menos lo escribían. No es el
único caso que he conocido: algunos familiares que viven y trabajan en Cataluña
me aseguran que sus hijos, mis sobrinos por parte de primos hermanos, apenas
saben expresarse en español porque en el colegio toda la materia se imparte en
catalán. El español se reduce al hogar. ¡No quiero pensar en aquellos hogares
donde se respire un nacionalismo exacerbado o aquéllos cuyas familias sean
puramente catalanas!
Hay
que cuidar idiomas como el catalán, hay que fomentarlos, hablarlos y amarlos,
porque decía Octavio Paz que las lenguas son culturas, son sistemas de
pensamiento, cuantas más dominemos, más ricos seremos. Pero ello no es óbice
para perder el sentido común, la lucidez y la prudencia, cualidades tan
pisoteadas en territorios donde impera el fanatismo del nacionalismo: los
catalanes, o los gobernantes catalanes, elegidos por sus electores, vuelven a
incurrir en un error garrafal que va a repercutir negativamente en la formación
y en la educación lingüística en un futuro muy próximo. Es un retroceso
significativo y apabullante, cuando no una aberración, emperrarse en utilizar en
el sistema educativo únicamente el catalán, una lengua minoritaria que sólo
hablan los habitantes de una esquina situada en el nordeste del territorio
español. Es la crónica de una muerte anunciada. Es una condena que los niños
catalanes no merecen en un mundo cuya creciente competitividad nos demanda
utilizar idiomas tan fuertes como el español o el inglés para la comunicación
internacional. Allá ellos.
Ayer mismo he estado hablando sobre este asunto con una de mis amigas. Sinceramente, creo que el nivel de español, como bien has comentado, es demasiado bajo y es ridículo que el Estado quiera bajar el nivel aún más. Supongo que su propósito de ser una población necia, que carezca de medios para poder progresar y protegerse se está cumpliendo. Espero que la gente empiece a reaccionar ante esta situación y los estudiantes no se limiten a pensar en lo más fácil, sino en lo mejor para el futuro.
ResponderEliminarLo cierto es que me parece que el rechazo al que esta llevado el español por parte de familias nacionalistas catalanas o vascas es, cuanto menos, intolerable. No creo que una lengua tenga que estar sujeta a motivos de odio entre pueblos ni nada por el estilo, más bien una lengua debería ser aprendida por el placer del conocimiento, pues el ser humano prolifera en sociedad gracias a la lengua. Más aún una lengua tan flexible y bella como es el español.
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