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Mostrando entradas de marzo, 2008

Libertad

El muchacho, bueno por naturaleza, descubrió un cuerpo desparramado y caótico extendido por el suelo. Sangraba y no cesaba de lamentarse. Se acercó hasta él y contempló la figura de un viejo conocido que, en la otra Edad de los hombres, fue su enemigo. Al percibir con claridad el rostro comenzó a experimentar la tentación de aplicar la Ley del Talión, pero un relámpago cerebral fulminante y automático arrebató de su voluntad esos deseos malévolos y le devolvió a la bondad. Inmediatamente brotaron sentimientos de solidaridad y cooperación. Lo tomó a sus espaldas y lo ayudó a sanar. El muchacho vivía en un planeta en el que la naturaleza humana era de tal modo que los hombres sólo podían elegir la senda del Bien. Cualquier brote de sensaciones malignas quedaba súbitamente erradicado al instante de experimentarlo, pues en este planeta jamás se podía hacer el mal, puesto que esta opción no estaba incluida dentro de la naturaleza humana cuando fue originada. Tras episodios como el 11-S, 11-