Transcribo el texto literalmente de el diario EL PAÍS, con el objetivo de sensibilizar a los anónimos que juegan con los límites de la libertad de expresión, para que sean conscientes de que pueden ser llevados a los tribunales de justicia: Insultos, comentarios ofensivos o incluso publicidad engañosa. Mensajes que buscan intencionadamente provocar la reacción del autor del blog o de los otros comentaristas. Son los llamados troll, y buscan desde divertirse hasta molestar al blogger o desviar la discusión que se está manteniendo. El mundo blog, el universo que ha permitido a millones de personas compartir opiniones, aportar datos o explicar sus vivencias personales, empieza a mostrar su lado más vulnerable. Los casos de juicios por injurias, acoso, problemas empresariales aireados, empiezan a proliferar. Y la impunidad de la que se ha gozado hasta ahora empieza a resquebrajarse. Dos sentencias en Reino Unido acaban de reabrir la polémica sobre la responsabilidad de los comentarios an...
La sal en la herida