Es curioso, pero sólo sucede cuando al cabo de cierto tiempo abandonas la comarca y vuelves los viernes al atardecer. Llega un momento en que uno se acostumbra a respirar el aire putrefacto que congestiona las grandes y pequeñas urbes, y ya se convierte en una acción automática y mecánica: inspirar-expirar, inspirar-expirar, inspirar-expirar...
Este viernes, tras regresar de Palma del Río (Córdoba) y almorzar en Sevilla, decidí abrir la ventanilla del coche a la altura de Calañas-El Perrunal. El vehículo se llenó de aire puro, de aromas de jara y eucalipto (a todo ello sumamos las temperatura más bajas, que ya es hora). La sensación que proporciona una fragancia natural y la ilusión de volver a casa, a tu verdadera casa después de cinco días consecutivos de trabajo en la lejanía, me supuso disfrutar de unos minutos de verdadera felicidad, felicidad intensa. Lástima que los fines de semana se esfumen en un suspiro y las semanas transcurran al ritmo de un péndulo eterno.
La acción automática y mecánica de inspirar-EXPIRAR, muy dificílmente puede repetirse en más de una ocasión...
ResponderEliminarCuidado con las erratas, que a veces dejan cosas tan curiosas como ésta.
Un saludo.
Explicate mejor, y me parece que queda claro q primero se inspira luego se expira, y asi sucesivamente no creo q se algo a reseñar.
ResponderEliminarY hablando del tema, me veo totalmente identificado con lo que escribes, ya sabes que yo el cerro lo aprecio muchisimo y una de las razones es que el aire puro esta muy "caro", ademas de que rodeado de campo y buena gente, se puede vivir mejor en paz.
Definición de expirar (con x): acabar la vida.
ResponderEliminarYa me dado cuenta, despues de escribirlo, queria ponerlo con s y lo h escrito mal, pero qeno me lo perdonaras no??jejeje :D
ResponderEliminarAmigo anónimo, he utilizado el verbo expirar a conciencia. Su interpretación no ha de ser literal. Quería referirme a esa especie de muerte lenta a la que llegaremos tras tanto respirar aire putrefacto.
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