*Manuel López. Profesor de Lengua Castellana y Literatura en el IES Antonio Gala de Palma del Río (Córdoba). La apropiación demagógica y sectaria de ciertos símbolos por parte del poder ha sido una constante a lo largo de la historia, aunque no sé si tan cínica y descarada como en la época actual. Los diversos grupos políticos se nos presentan ahora como adalides del arte, la cultura, el folklore, las ciencias experimentales e incluso las adivinatorias. Y es justo en estos momentos, en los que la cultura española navega sin rumbo entre el nacionalismo más cerril y el cosmopolitismo más esnob, cuando nos topamos atónitos con el Jubileo del Año Santo Lorquiano. Después de la beatificación por el Vaticano de algunos mártires de la guerra civil española y de algún guiño a ciertas minorías raciales dentro de la iglesia, las diversas administraciones españolas han secundado el ejemplo y han conseguido la cuadratura del círculo: reivindicar la figura de Federico García Lorca como protomárti...
La sal en la herida