Para muchos supone un grito en el cielo, un clamor contra lo absurdo y contra la libertad (¿libertad para disfrutar matando a un animal?). Pero les aseguro que las corridas de toros son legales (salvo ya en Cataluña) porque poseen siglos de tradición. Ya lo dice la sentencia popular: las costumbres se hacen leyes. Porque, de lo contrario, imaginemos que este invento de matar toros en un coliseo fuera un invento de hoy mismo, ¿creen ustedes que llegaría a alcanzar la legalidad?
"Los toros han sido criados sólo para esto", dicen algunos defensores de la fiesta nacional (aunque ahora la fiesta nacional es el fútbol); "llevan una gran vida para luego morir en la plaza", dicen otros. No se trata de una cosa ni de la otra. Igual que se sacrifican cerdos, bueyes, corderos... también han de ser sacrificados los toros. Si no hay más remedio que matar animales para alimentarnos, hagámoslo con dignidad y respeto. Incluso diría aún más, aunque suene un tanto místico, deberíamos realizar ritos religiosos para presentar nuestros respetos al animal por su muerte.
Lo que no se puede permitir es que este acto tan trascendental como es la muerte se convierta en un sufrimiento lento, en una burla, en un escarnio que sirve de pasatiempo y ocio para los miles de espectadores que acuden a las plazas. ¿Arte? ¡Por dios, qué arte puede haber en el mareo de un animal que busca defenderse y ataca al bulto rojo que el matador le pone delante de sus cuernos! Pregunten al toro por el arte, o pónganse en la piel del toro. ¡En qué país vivimos!
Lo que no se puede permitir es que este acto tan trascendental como es la muerte se convierta en un sufrimiento lento, en una burla, en un escarnio que sirve de pasatiempo y ocio para los miles de espectadores que acuden a las plazas. ¿Arte? ¡Por dios, qué arte puede haber en el mareo de un animal que busca defenderse y ataca al bulto rojo que el matador le pone delante de sus cuernos! Pregunten al toro por el arte, o pónganse en la piel del toro. ¡En qué país vivimos!
No soy muy simpatizante de la comunidad autónoma catalana, lo reconozco. Profeso cierta antipatía a los catalanes porque, entre otras causas, siempre me han molestado los nacionalismos, sobre todo los separatistas. Pero hoy les lanzo un guiño de complicidad y felicitación por la ley que acaban de aprobar. Es un paso hacia el progreso. Así que, aunque me cueste decirlo, hoy gritaré: ¡Visca Cataluña!
¡Qué te gusta la perillita Joséee! Los toro como los cochino, hay que cuidarlos.
ResponderEliminar¡Quillooooo, hasta que nos muramoooos! Me voy, que tengo prisa, que tengo que preparar unas cosas pa San Benito. Jajaja
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